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TEMAS DE REFLEXIÓN

Bienvenidos a la página del Dr. Gaspar Baquedano López, Mérida, Yucatán, México.

Esta página comparte algunas reflexiones del autor publicadas en el periódico POR ESTO!. Busca promover la reflexión y el intercambio de opiniones. Gracias por visitarla.

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Concentrado y en paz, como un pájaro en libertad...

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Dr. Gaspar Baquedano López. Psiquiatra. Psicoterapeuta. Maestro en Antropología Social. Suicidólogo.

 
 
 
TEMAS DE REFLEXIÓN


 MIEDO  A VIVIR  CON  PLENITUD

Acostumbrados a mirar las cosas de manera lineal, percibimos la vida y la muerte  de manera fragmentada. Para la mayoría de nosotros, cuando nacemos se traza una línea que inevitablemente será truncada. A lo largo de ella atravesamos por varias etapas a las que arbitrariamente dividimos en  edades: infancia, adolescencia, madurez, ancianidad, hasta que llegue el momento de morir. La percepción de eso que llamamos  nuestra  vida está condicionada por el Ego reflejado en el “yo soy”. De la misma manera, la percepción de la  vida está condicionada por el Tener  representado por la palabra “mí”: mis cosas, mi casa, mi pareja, mis hijos, mi dinero. Empujados por el Ego y el Tener desarrollamos apegos; al sentir que son nuestras cosas y personas, nos atemoriza la idea que  la muerte ponga punto final  a  todo ello. La investigación de nuestros miedos acerca de la muerte, puede llevarnos a descubrir una realidad que por todos los medios deseamos ignorar: lo que en realidad tememos es  vivir con plenitud, sin apego alguno.

El miedo

El miedo no existe por sí mismo,  está en relación con nuestras necesidades, por lo que el miedo a la muerte, más que  temor a lo desconocido,  es  angustia de perder lo conocido. Para mitigar ese miedo a la muerte creamos infinidad de rituales cotidianos individuales y colectivos, con la función social de aliviar nuestra angustia de morir, o mejor dicho, de perder lo que tenemos en esta vida: poder, fama, familia, amigos, afectos. Todos estos intentos de encubrir nuestro miedo a la muerte, son en realidad mecanismos de evasión de un temor mayor: el miedo a la vida plena.

Vivimos, pero nos quejamos de que no sabemos para qué; la vida  parece no tener sentido alguno y por ello nos enfrascamos en teorías y  creencias  de las que angustiosamente esperamos respuestas. Estamos tan descontentos de nuestra  vida pues la sentimos tan monótona , insípida ,  vacía y superficial ,  que deseamos algo más,   algo que esté más allá de lo que hacemos y dé sentido a tanto dolor y confusión . Gran parte de nuestra dificultad radica en que siendo tan hueca nuestra vida, queremos  hallarle un sentido  para lanzarnos tras él,  pero al seguir un propósito nos hacemos esclavos  e impedimos nuestro vuelo a la libertad. Ese propósito u objeto de nuestra  vida puede ser cualquier cosa : una persona, la felicidad , una creencia política , religiosa ,  el cielo , Dios , la reencarnación , la “iluminación” o lo que sea , pero en realidad lo que hacemos  es evadirnos de nosotros mismos .

¿Cuál es el  sentido de la vida?

Construimos el sentido de nuestra vida a partir de ideas que se encuentran saturadas de todo nuestro pasado que es la memoria de lo conocido. Estas ideas  que regirán  nuestra vida, son el resumen de nuestras  necesidades y creencias que hemos ido acumulando y organizando a lo largo de nuestra existencia. Pero esta construcción no se realiza de manera solitaria ni casual, sino que se da al través de la relación social. Pongamos como ejemplo la felicidad: ¿nos hemos detenido a revisar qué queremos decir cuando exclamamos que queremos ser felices,  cómo se construimos la  idea de lo que creemos es la felicidad? y,  sin embargo,  todos queremos ser felices. Pero si nos decidimos a indagar  con seguridad encontraremos que esa idea que  da  sentido y rige  nuestra vida , es el producto  de un  conjunto de creencias que se nos presentan como modelo, a partir del que se decide quien es feliz y quien  no .

Así, para muchas personas la felicidad es el Tener en sus múltiples variantes: una pareja, poder, riqueza, éxito social,  presumir cosas materiales, etcétera. Todas estas ideas del Tener como sinónimo de felicidad son de alto impacto en esta cultura profundamente mercantilista que a diario creamos. Debido a esto hay personas que se sienten  prácticamente aniquiladas por el hecho de sentir que no son porque no tienen. Tal sentido de la vida fundamentado en el Tener  es el que margina, excluye y denigra a quien  no posee el nivel económico que se ha impuesto como modelo y que a diario se promueve como la felicidad. Cuando nos empeñamos en buscar el sentido de la vida, lo que en realidad sucede es que escapamos y no comprendemos qué es eso que confusamente llamamos vivir. De la misma manera, cuando decimos que ya no tiene sentido nuestra vida, es que nuestras necesidades y expectativas no se cumplieron, o bien, porque algo o alguien  nos ha arrancado violentamente de nuestros apegos.

La vida es relación con los demás

Vivimos bajo la ilusión de la “espiritualidad” , “madurez”  y “salvación” individualista , aislada y enajenada, ideas que forman parte del modelo que las religiones autoritarias como estrategia de control social, proponen como el sentido de la vida y de la felicidad Creemos que la  vida individual nos pertenece y de esta manera pasa a formar parte del inventario de las cosas que sentimos como nuestras ;  así, atentamos contra ella bajo la ficción de que se trata de una decisión y de un acto estrictamente  personal y voluntario .De la misma manera, pensamos que quien termina con su vida ,lo hace bajo el  derecho de lo individual ; pero en realidad , la vida se construye en la relación con los demás y no es pertenencia exclusiva de nadie .Bajo esta perspectiva colectiva , es posible comprender nuestras acciones  y al observar atentamente  cómo nos relacionamos con personas , cosas , propiedades, creencias , descubriremos quienes realmente somos .

La idea de vivir aislado para encontrar el sentido de la existencia  fragmenta la relación con los demás a través de la que podemos mirar y reconocer cómo se estructuran nuestros apegos,  miedos y fantasías acerca de lo que somos. En la observación atenta de la manera de relacionarnos, es posible descubrir nuestra dificultad para el  compromiso  al igual  que las  maniobras de evasión que ejecutamos cuando somos confrontados con nuestra realidad.  

Miedo al compromiso

Vivir es comprometerse y   es precisamente aquí en donde residen la mayor parte de nuestros miedos. La palabra compromiso es manoseada a diario por políticos, líderes religiosos, moralistas y demagogos que al ofertar el “bienestar”, pervierten el  verdadero significado de la responsabilidad social. El compromiso  no es precisamente ir a hacer cosas por alguien, adoptando posturas  protagónicas y de lucimiento personal para recibir el aplauso social que nos valide como ciudadanos  “ejemplares” y  “comprometidos” con tal o cual causa o idea. El verdadero compromiso no conoce causas,  ideologías o creencias  pues eso sería un acto de obediencia disfrazada de disciplina hacia algún  partido,  institución o creencia. Una persona comprometida es esencialmente un rebelde  desobediente al dogma autoritario. El compromiso con la vida genera temor porque  implica necesariamente el confrontarse  y despojarse de los mitos, fantasías e ilusiones que nos hemos formado acerca de lo que somos o deberíamos ser. Comprometerse significa despertar del sueño  profundo en el que hemos caído al seguir la autoridad de algo o de alguien con el pretexto que de esa manera  seremos más “espirituales”, “sabios” o “inteligentes”, cuando que en realidad todo eso es parte de un sofisticado proceso de sujeción. El compromiso atemoriza  porque,  entre otras cosas, significa relacionarse  responsablemente  con los demás  como resultado de la comprensión de que el mundo y nosotros somos lo mismo. Esta percepción desencadena en nosotros una profunda rebeldía.

Miedo a transformarnos

Nos asusta la sola idea de transformarnos y de abandonar todo lo conocido que nos da seguridad: la rutina de una relación “amorosa”, nuestro hábitos, nuestras tradiciones y costumbres. Queremos que todo esté bajo control  en  el lugar correcto, sin imprevistos ni sorpresas: necesitamos respuestas para todas nuestras dudas, seguridades para nuestras desconfianzas e inmortalidad ante la muerte . Ante todo esta ilusión,  la idea de la transformación resulta particularmente amenazante y , a  lo más que nos arriesgamos ,  es a hacer pequeños cambios superficiales que aseguren que las cosas seguirán igual :  cambios en la manera de relacionarnos con los demás,  en la forma de ejercer el poder,  de gobernar,  de conformar las instituciones , de explicar la  “verdad” , de imponer el dogma y de ejercer la autoridad . Continuidades disfrazadas de cambios y cuya finalidad es proporcionarnos el narcótico de la seguridad que viene dosificado en las creencias a las que nos aferramos en forma fanática. Por ello hacemos todo lo posible por ignorar que la vida es esencialmente revolución.

La transformación es la  revolución interior desencadenada por  la comprensión de nuestra realidad generando  un profundo descontento y el deseo de quebrar la manera tan mediocre de percibirnos a nosotros mismos. Al percibir la totalidad de las cosas sin las fragmentaciones causadas por las diferentes creencias e ideologías,  quedamos con las manos libres  porque soltamos las amarras de la imposición. Con las manos sin ataduras  es posible realizar un trabajo de la más alta calidad construyendo la percepción de la realidad momento a momento,  aquí y ahora,  sin los fantasmas del ayer ni del mañana. En ese acto de libertad  un espíritu revolucionario no ve la muerte como final ni como principio, ni tampoco como  interrupción o continuidad,  sino como aspectos armónicos de  un mismo proceso que percibido en su totalidad nos libera del temor a morir que,  en el fondo, es en realidad un miedo profundo a vivir con intensidad. El miedo a la muerte es uno de nuestros trucos favoritos para negar que lo que en realidad tememos, es vivir con plenitud el día de hoy y llevar a cabo la revolución interior que  puede enfrentarnos con un temor aún mayor: el miedo a nuestra libertad.

Dr .Gaspar Baquedano López



 

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PROGRAMA INTEGRAL PARA LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO.

(P.I.A.S)

 

¿QUÉ TANTO SABE SOBRE EL SUICIDIO?

 

Se presentan hoy algunos conceptos acerca del suicidio con el fin de aclarar algunas de las equivocaciones más frecuentes sobre este problema. El material fue preparado por el Dr. Sergio A. Pérez Barrero, Presidente de la Sección de Suicidología de la Sociedad Cubana de Psiquiatría.

 

El suicidio se hereda:

 

Falso, porque no está demostrado que esto ocurra. Lo que puede heredarse es la predisposición a padecer una determinada enfermedad en la cual el suicidio es un síntoma frecuente, como por ejemplo, los trastornos esquizofrénicos, los trastornos del humor, etc.

 

El suicidio se produce sin previo aviso:

 

Falso, ya que el suicida manifiesta una serie de señales verbales y extra verbales mediante los cuales está anunciando sus propósitos. No se trata de un acto impulsivo, sino de un proceso que termina en la muerte.

 

El que se quiere matar no lo dice:

 

Falso, ya que de diez personas que cometieron suicidio nueve lo dijeron explícitamente y el otro lo dio a entender, lo que ocurre es que no siempre son tomados con seriedad o evaluados con la debida precisión diagnóstica.

 

 Preguntar sobre la idea suicida puede influir en que una persona lo lleve a cabo:

 

Falso, ya que en la generalidad de los casos, es la única oportunidad de conocer lo que pensaba el individuo y de evitar una vez conocidas las intenciones suicidas, que las lleve a vías de hecho.

 

 El que se suicida siempre está deprimido:

 

Falso pues aunque la depresión es una condición frecuente entre los que intentan el suicidio o los que lo consuman, también pueden estar viviendo bajo fuertes presiones económicas o sociales. Ejemplo, ruina económica o rechazo por su orientación sexual.

 

 La prevención del suicidio es tarea de los psiquiatras:

 

Falso, pues esta tarea corresponde a toda la sociedad en su conjunto, si se tiene en consideración que este comportamiento responde a múltiples causas entre las que cabe mencionar los factores biológicos, psicológicos, sociales, psiquiátricos, existenciales, situacionales, etc.

 

 Una persona que no tenga conocimientos de Psicología o Psiquiatría no puede evitar que otro se suicide:

 

Falso, pues el mero hecho de escuchar con genuino interés y no dejarlo sólo en ningún momento mientras dure la crisis suicida, puede contribuir a evitar el acto autodestructivo. Cualquier persona con un mínimo de aptitudes y un entrenamiento  en la prevención del suicidio puede evitar muchas muertes por esta causa.

El PIAS es un programa del Hospital Psiquiátrico “Yucatán”, contáctelo  para ayuda personal, familiar o grupal. Ofrece también asesoría a estudiantes interesados en investigar sobre el tema. El programa cuenta con el teléfono 9993 10 36 62 disponible diariamente de 9am a 9pm. Por favor no envíe mensajes de texto o de voz, preferimos escucharle. También puede contactarnos en los correos programapias@hotmail.com   y programapias@yahoo.com  .Escúchenos todos los jueves a la 1pm en Radio Universidad, 103.9 FM. En Facebook Grupo La Esperanza

 
 
Para contactar :
  Correo electrónico:  baquedano@yahoo.com
 
CONSULTORIO: Calle 20 (Avenida Líbano) # 71 F , entre 9 y 11 Colonia  México norte, Mérida, Yucatán, México.
 
CORRESPONDENCIA A:  Apartado Postal # 67, Cordemex.       Mérida, Yucatán, México. Código Postal: 97110.
 
Teléfonos:  
(999) 9 41 64 26.
Celular 9991 10 19 17

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ATARDECER EN CHABLEKAL

LA ESPERANZA

PROGRAMA "SALVEMOS UNA VIDA",CONFORMADO POR VOLUNTARIOS PARA LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO EN YUCATÁN MÉXICO.

SUICIDIO. Información mundial,sitios,programas preventivos.Página de la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD,OMS.

Centro Nacional para la investigación y prevención del suicidio. Instituto Karolinska,Estocolmo,Suecia.Sitio en idioma inglés.

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SI LA BUSCAMOS, SIEMPRE ENCONTRAREMOS UNA MANO.P.I.A.S., PREVENCIÓN DEL SUICIDIO, 9993 10 36 62.

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