EL ÚLTIMO INTENTO
¡No quiero que vuelvan a mi casa! Pensaba,
si a ellos no les importo a mi tampoco me importan. Mi esposo solo me oía, no decía nada, yo pensaba que él estaba de parte
de ellos (de mis hijos) y que tampoco le importaba. Le exigía, ¡ háblales por celular, diles que no vuelvan a la casa, son
unos mentirosos! . Me refería a que mi hija había dicho que iba a comprarme unos lentes, y mi hijo iba pagarme unos estudios
y no lo habían hecho. Me sentía muy mal emocionalmente, recordaba y me atormentaba con mi
pasado de dolor, golpes, insultos, rechazos. Me ponían apodos que me hacían olvidarme de mi verdadero nombre, pero lo que
más me atormentaba fue lo que mi papá me hizo: me regalo con una tía como si yo fuera un animal y no una persona. Con esa
tía estuve viviendo diez años sintiendo el desamor de mi familia. No comprendía como mi mamá permitió que me hicieran eso
si yo tenia apenas cuatro años y
no me defendió. Mis hermanas, cuando iba a la casa me veían como una intrusa y me decían “¿Qué vienes a hacer aquí?
¡Vete no te queremos! Si no te vas vamos a decirle a mi papá que te pegue”. Eso lo tenía muy marcado en mi vida y me
dolía mucho. El día del último intento suicida sentía que el mundo se volvía negro, pesado, feo, no pensé en nada ni en nadie;
me dije si nadie me quiere, yo tampoco quiero a nadie, mejor me voy. Pensé que muerto el perro se acaba la rabia, ¿para que
nací?, mejor hubiera muerto y nada de esto me hubiera pasado. Fui a hablar con mi esposo y le grité el problema que tenia
con mis hijos yl trató de hablar con nuestra hija. Pero para acabar de complicar
las cosas, se equivocó de número y marcó el de otra persona (una mujer). Me di cuenta, me puse peor y le grité que me engañaba,
discutimos, él se fue y me quedé sola e hice mi quinto intento . Cuando desperté me enojé más por no haberlo logrado, varias
personas hablaron conmigo, una en especial me dijo que tenía un problema pero
no quise escuchar ni aceptar lo que me decía. Pasaron ocho meses, no dormía,
sufrí mucho hasta que le dije a mi esposo y acepté buscar ayuda. La encontré en el hospital psiquiátrico, fui con mucho miedo,
ahí me hablaron del Dr. Baquedano, el me atendió, me habló del programa PIAS y me
invitó a asistir al grupo La Esperanza. Desde el primer día que fui me sentí identificada, descubrí que no estoy sola, que
no soy la única. Aprendí a amarme, a responsabilizarme más no a culparme, que diariamente puedo trabajar en crear a una persona nueva como yo decida que sea. Siento que cada sesión (todos los jueves)
es mi primera vez, aprendo a admirar la creación, la naturaleza donde vivo, a respetar a las personas, sobre todo mi persona.
Aprendo que todo lo que suceda en cualquier circunstancia diaria tiene solución, Lo que no tiene solución, es tragedia y eso
esta fuera de mi alcance. Estando despierta ya no acepto culpas, miedos, corajes y así puedo crearme
sin permitir que nadie intervenga en mis decisiones ni me lastimen. Todo esto
es parte de la enseñanza, de lo
aprendido en el grupo la Esperanza del programa PIAS. Estamos en el Hospital
Psiquiátrico “Yucatán”, te esperamos e invitamos a una gran fiesta con un rico buffet que será tu creación diaria,
cada vez que respires. ¡Ah! No faltaran unos súper regalos para ti que el grupo
entero te dará, regalos de vida, de esperanza. No estas solo (a). Ahora ya no hay mas intentos de suicidio, porque comprendí
que en realidad deseaba vivir y que lo que hacia eran intentos de vida. ¡No más intentos de vida, ahora quiero vivir plenamente!
Te esperamos en el Grupo de la Esperanza, acéptalo solo por hoy, aquí, y ahora.
JUANI
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